Todo el inglés que aprendí, durante el tiempo que estaba en el colegio, lo hice a través de películas, historietas o canciones, pero nunca gracias a las clases de la señorita Gertrudis. Ella anteponía su interés cristiano a su interés pedagógico y esto hacía sus clases de inglés infructuosas para el interés académico de algunos. Aún así, ella llevaba 10 años (¡Maldición!¡DIEZ AÑOS CHUCHA!) dando clases en el colegio. Siempre he pensado que tenía una especie frustración y que la única forma de descargarla era en sus discursos cristiano-facistas hacia los alumos.
Esta frustracion parecía ser una necesidad corporal diaria porque los lunes siempre se notaba más enfadada que otros días laborales, como si los dos días de descanso semanal la encerraran en un cubo de cemento que se redujera a cada minuto y como si nosotros tuviéramos la culpa. Por otro lado, según ella, siempre nos hacía bien, y todo lo que nos decía era porque nos quería.
Recuerdo que una vez separó a Omar del resto de la clase, porque había estado «muy conversón» durante los últimos días. A todos nos pareció una valoración absurda, pero no nos llamó la atención dado por quién provenía. El día se desarrolló con normalidad, ella argumentaba sobre nuestra desviación moral apoyada con citas de la Biblia (nunca del Apocalipsis o del Cantar de los Cantares…qué aburrida), mientras nosotros elaborábamos comentarios burlones en voz baja para vencer el aburrimiento. Era miércoles y nos tocaban las dos horas de inglés (cabe recalcar que la señorita Gertrudis nunca decía sus discursos en inglés y cabe recalcar también que sus discursos eran toda su clase) al final del día. A las 13:57, justo 3 minutos antes de la hora de salida, Omar me preguntó desde lejos en voz baja qué hora era, cuando iba a responderle la señorita Gertrudis intervino verbalmente con un matiz extremadamente agresivo en sus gestos:
«¡OMAAAAAAAAAAAAAAR! ¿No te puedes quedar callado un par de minutos? ¿AH? Sólo tú tienes la llave para desquiciarme. ¿Crees que con esa mirada y esa sonrisa podrás solucionar todo en esta vida? ¡INCONSCIENTE! El mundo está como está gracias a personas como tú. ¡Dejas que el demonio te domine! blablablablablabla Sólo piensas en el chisme ¡En la verborrea!…»
Después de eso no pudimos escuchar el discurso porque sonó el timbre y todos tuvimos que irnos. En la tarde, más o menos a las 5, habíamos quedado para reunirnos en la casa de Walter para jugar Yu-Gi-Oh, Omar fue el útlimo en llegar. Llevaba todavía el uniforme del colegio. Cuando le preguntamos porqué tardó tanto nos dijo que la señorita Gertrudis recién había dejado de retarlo.
Pd: Moraleja (?¿):
-«Las señales sutiles convencen más que las pancartas» Pablo Pinto-
Pd2: En la actualidad, Omar es un relacionista público exitoso.